Indisposición General. Ensayo Sobre La Fatiga
Fabra i Coats, Barcelona
June 12, 2015 - November 01, 2015
Curator: Martí Peran
Andrea Aguado, Xavier Arenós, Samuel Beckett, Espai en Blanc, Erick Beltrán, Iñaki Bonillas, Domènec, Marcel Duchamp, Pepe Espaliú, Mounir Fatmi, Eduardo Fukusima, William Kentridge, Marcellvs L., Julia Montilla, Bruce Nauman, João Onofre, Gina Pane, Carlos Pazos, Javier Peñafiel, Perejaume, Nedko Solakov, Sinéad Spelman, Mladen Stilinovic, Alina Szapocznikow, Sam Taylor-Wood.
Si el capitalismo industrial producía mercancía con valor de cambio y el capitalismo postfordista se desplazó hacia la producción de subjetividad, hoy la plusvalía se concentra en la autoproducción de identidad. Se ha impuesto la lógica del sujeto de la autoexplotación. La retórica de la emprendeduría y la publicidad ideologizada son inequívocas: Do it Yourself; I am What I am. Esta nueva consigna productiva - hazte a ti mismo - provoca una generalizada hiperactividad nerviosa. A cada momento nos encontramos bajo la obligación de tomar infinitas pequeñas decisiones en todos los ámbitos (laboral, emocional, social, ..) que se han convertido en la nueva fuerza del trabajo: no clausuran nada y garantizan el beneficio generado por la acción constante de la in-quietud. El sujeto se ha confundido con el movimiento incesante su propia alienación.
La vida hiperactiva es el paradigma de la pobreza de experiencia dado que conlleva un excedente deficitario: tenemos muchas experiencias pero casi todas son banales. La consecuencia de ello ha sido reconocida bajo diferentes enunciados: vida desnuda (G.Agamben), vida dañada (S. López Petit), sociedad del cansancio (B.Ch. Han), corrosión del carácter (R. Sennett), fábrica de infelicidad (F. Berardi), sociedad depresiva (A. Ehrenberg), ... la fatiga, el dolor provocado por la autoexplotación, deviene así inevitable. Pero en lugar de representar una condición patológica que debe ser corregida a fin de volver a la espiral insensata de la producción, la fatiga puede representar la ocasión para el despertar de la conciencia; el punto de inflexión a partir del cual se inicia un proceso emancipatorio. La fatiga es el instante de detención y pausa, el momento del "cansancio capaz" (P.Handke) con el que comienza el sabotaje. La fatiga se convierte así - en calidad de revolución molecular - en el inicio de una huelga que politiza el malestar.
Si en el ámbito de la ingeniería la fatiga designa la disminución de la resistencia de los materiales sometidos a un esfuerzo repetido, en la esfera de la ingeniería social, la fatiga representa "la reivindicación agotada del cuerpo individual que reclama el derecho al descanso social "(R.Bathes). Con la fatiga, la hiperactividad muda en mera producción de detención. En la negativa a la producción de la fatiga permanece el principio emancipatorio de la deseducación; y en su neutralidad descansa la promesa, quieta, de toda la diversidad posible. Este elogio de la fatiga, emparentado con las apologías de la pereza, del anonimato, de la desaparición y de la inacción, ocupa en el horizonte de la experiencia contemporánea la posición, dándole la vuelta, que tiempo atrás ocupó la melancolía.
Ahora bien, ¿cómo convertir este argumento en una exposición?. ¿Cómo articular una situación que traslade estos contenidos? Estos pequeños retos, propios de un campo disciplinar cada día más empobrecido ¿no conllevan la pregunta de por qué hacer una exposición?
Barcelona, June 2015